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DF Tax | Impuestos correctivos: ¿recaudar o modificar conductas?

Arturo Garnham, socio de Garnham Abogados Ltda..

Por: Arturo Garnham | Publicado: Jueves 29 de junio de 2023 a las 04:00 hrs.
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Arturo Garnham

A primera vista es difícil oponerse a cualquier propuesta de “impuestos correctivos”, ya que estos en ciertas variantes “contribuyen a mejorar la salud de la población y generan ingresos para el presupuesto público”, como lo habría planteado la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli.

Digo en “ciertas variantes”, ya que los impuestos correctivos tienen larga data. La historia registra impuestos a la importación de esclavos, a la prostitución, a las barbas, a la cobardía, al tabaco, al alcohol, al juego y a diversos tipos de lujos y comportamientos. Más recientemente, se han agregado impuestos a las bebidas azucaradas y una serie de impuestos “verdes”. En la misma línea, algunos plantean que, en lugar de combatir las drogas, estas sustancias deberían legalizarse y gravarse con altos impuestos.

“Los impuestos correctivos no debieran buscar recaudar, sino modificar conductas. El impuesto al tabaco, al alcohol y a los combustibles fósiles no debiera perseguir que el fisco se enriquezca lo más posible a costa de estos productos. Por el contrario”.

Aparentemente, hoy el gobierno está pensando en centrarse en el tabaco, las bebidas alcohólicas y las azucaradas. Creo que esta iniciativa debe revisarse al menos en las siguientes tres facetas.

Primero, los impuestos correctivos no debieran buscar recaudar, sino modificar conductas. El impuesto al tabaco, al alcohol y a los combustibles fósiles no debiera perseguir que el fisco se enriquezca lo más posible a costa de estos productos. Por el contrario, lo ideal es que estos impuestos sean tan efectivos, que generen un cambio de conducta beneficioso para la sociedad a costa de una menor o incluso nula recaudación. En otras palabras, el impuesto correctivo que recauda mucho, por definición es un fracaso.

Segundo, nos podemos enfrentar a un problema de eficiencia respecto del tabaco y de justicia respecto de las bebidas azucaradas. El impuesto al tabaco en Chile ya es alto, lo que ha generado un mercado negro importante, fenómeno que debiera aumentar con un alza tributaria. Un aumento del mercado negro frustraría tanto la recaudación como la medida sanitaria, ya que la población se vería expuesta a consumir un tabaco de dudosa calidad que no pagaría impuesto alguno (incluso afectando el IVA). Respecto de las bebidas azucaradas, el concentrarse en un producto azucarado específico e ignorar todos los otros productos con alto contenido de azúcar, de sal o de grasas, parece discriminatorio e ineficiente desde la perspectiva de la salud. De los tres, el alcohol probablemente es el producto más fácil de atacar, ya que hay mucha experiencia comparada de altos impuestos a los alcoholes. Sin embargo, lograr un cambio real de comportamiento no parece fácil. El riesgo de que simplemente baje la calidad del producto consumido o aumente la informalidad, debe evaluarse en detalle.

En tercer lugar, los impuestos correctivos muchas veces son tremendamente regresivos. En este punto, la agenda pro-salud del gobierno tiene altas probabilidades de aumentar la recaudación a costa de los más pobres.

Sin perjuicio de lo anterior, valoro que el gobierno explore este tipo de mecanismos y me parece que un buen diseño de impuestos correctivos puede ser muy positivo para el país. Lo que no puedo obviar, es que la agenda se siga enfocando exclusivamente en más y mayores impuestos, cuando estamos frente a un elefante que nadie quiere ver. Como escándalos de todos los colores políticos lo demuestran casi a diario, nuestro aparato público tiene estructuras, procedimientos y controles inadecuados para el siglo XXI, por lo que es urgente modernizarlo.

Querer recaudar impuestos de la misma forma de ciertos países que admiramos, teniendo un aparato estatal tan vetusto y problemático como el nuestro, no sólo es ineficiente, sino inmoral.

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